14 de febrero de 2011

Neoténicos


¿De qué nos habla Eduardo Punset en su libro "El viaje al poder de la Mente"?:

La conciencia social tiene un poder normativo considerable. Nos hace sabedores de quiénes somos, de dónde están nuestros vecinos, de cuáles son las reglas del colectivo. Se trata de un instrumento importante y moderno. Si todo estuviera dejado al albedrío del inconsciente individual, sería mucho más difícil la convivencia en colectivos. Ahora bien, hay un problema serio. Cuando comparamos al resto de los animales con los humanos, siempre hablamos de instintos en el sentido de que determinados comportamientos, como sobrevivir y reproducirse, están inscritos en la propia naturaleza del animal. Se trata de instintos fuertemente determinados desde el punto de vista genético. El resto de los animales cuentan con las instrucciones precisas para sobrevivir. Los humanos, en cambio, cuando nacen, no pueden hacer nada por sí mismos. Magistretti lo razona así: "Tenemos un vocablo para definir a los humanos: "neoténicos", es decir, son incapaces de sobrevivir por sí solos. Miren lo que pasa con un bebé: no puede sobrevivir. Los humanos no nacemos con un fajo de instrucciones precisas, sino que las tenemos que aprender mediante la plasticidad cerebral. Por una parte, esto nos hace libres, pero por otra cometemos errores al elaborar nuestras instrucciones. De ahí que, tal vez, el precio de la libertad sea una buena dosis de infelicidad". (...)

(...) Seguimos sin saber la razón de lo que Freud llamaba el "impulso de repeteción": ¿por qué la gente tiene tendencia a repetir aquellas mismas cosas que la hacen infeliz? ¿Por qué diablos tendemos a repetir aquellas conductas que nos sumen en la tristeza, en lugar de las que provocan sosiego o felicidad? Pierre Magistretti apunta una posibilidad: "La única manera de mirarlo es si piensas que nuestro inconsciente está regido por el principio del placer. Las acciones que el inconsciente nos lleva a hacer suelen ser para establecer algún tipo de equilibrio u homeostasis". Es decir, lo que Freud llamaría "descarga" y nosotros, en la actualidad, homeostasis. Es necesario también tener en cuenta un punto de vista ideológico: somos racionales... creemos que somos racionales, queremos encontrar a todo una explicación. Por una parte, se trata de algo muy bueno, es la base de la investigación científica y, por tanto, queremos pensar que somos dueños de nuestro destino, que cada decisión que tomamos se basa en evaluaciones racionales. No diría que no ocurre nada de eso, porque en parte es así; pero cuesta admitir que las decisiones se toman también mediante procesos inconscientes.
Ahora bien, no debiéramos extrañarnos de esta situación porque el inconsciente está dentro de nosotros mismos; en cierto modo, el insconsciente somos nosotros y no alguien de fuera. Lo único que ocurre es que nos cuesta trabajo conocerlo.
"Tengo esta imagen sobre el inconsciente y el psicoanálisis -me decía Magistretti-: Es como si viviéramos en una casa, una gran casa, y nos diéramos cuenta de que alguien más también está viviendo allí. Vamos a la sala y vemos que algunos ceniceros o el televisor están colocados en un lugar diferente de donde los teníamos nosotros... Advertimos que hay alguien por ahí. Hay otra persona viviendo en nuestra propia casa... ¡y no la conocemos! Mediante el psicoanálisis, se llega a un punto en el que se consigue encontrar a esa persona y conocerla un poco. Pero no cambia mucho la situación, porque ella sigue gastándonos pequeñas bromas; pero como mínimo la conocemos, la hemos encontrado."